miércoles, 10 de febrero de 2010

Todo puede mejorar

Todo puede mejorar. No importa si se es de izquierda, de centro, de derecha o de alguna de las ramificaciones que se han inventado los políticos para justificar sus ideas e intereses. No importa si es la tercera vez que se hace el intento, o la primera. La consigna es acabar de raíz con los problemas que carga el país casi desde el día en que fue descubierto sin querer, hace cinco siglos. Problemas que cambian de protagonistas, de nombres y de contexto, pero nunca de fondo. Problemas que parecen tener solución cada cuatro años. Y nosotros creemos en esas soluciones, en un acto ciego, de buena fe, ingenuidad o estupidez.

La época de elecciones es siempre un período importante y complicado para cualquier país. El bombardeo de caras sonrientes y consignas esperanzadoras, los políticos amables que le dan la mano a los ciudadanos, las promesas, las apologías a la honestidad y la transparencia, la complicidad con el pueblo. Todas son tan efímeras, como largos los discursos.
La bipolarización a la que está sometida Colombia, será uno de los factores determinantes en los resultados de las elecciones del próximo 30 de mayo. El país está radicalmente dividido entre los que quieren la continuación de las políticas del actual gobierno, ya sea en manos del presidente Uribe por tercera vez, o de alguno de sus seguidores, y entre los que se oponen a la continuación de estas políticas. Gustavo Petro, candidato a la presidencia por el Polo Democrático Alternativo, es el principal opositor de la fuerte corriente Uribista. Con ideas y proyectos fuertemente inclinados a la izquierda, el actual Senador de la República participó en el Ciclo de Debates Democráticos, organizado por la UPB, donde planteó que los problemas neurálgicos de Colombia son la pobreza, la violencia, el narcotráfico y principalmente la desigualdad, que según él, es la raíz de todos los demás.
Con un discurso denso y bien estructurado, el político planteó un programa de gobierno basado en el Estado Social de Derecho, en el trabajo, en la distribución del capital y la tierra, haciendo énfasis en la necesidad de que todas las personas accedan a la educación, al crédito y al trabajo.
Los temas referentes la guerrilla, el secuestro, y la seguridad tuvieron un papel eminentemente secundario durante la exposición de las propuestas, y solo fueron mencionados con el objetivo de satirizar las políticas del gobierno actual, con expresiones como “la mata que mata” (campaña gubernamental en contra del narcotráfico.
A pesar del buen uso de la palabra y de la validez y coherencia de muchas de sus propuestas, Gustavo Petro se arraiga a la estrategia de invalidar a través de sátiras, las ideas divergentes a las suyas para sentar su posición. Y a la larga no deja de ser otro caso más de demagogia, de esa que ilusiona pero hace daño.

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