martes, 13 de abril de 2010

Armas de Doble Filo

Ya es costumbre en Colombia que pocos meses antes de que se lleve a cabo cualquier tipo de jornada democrática, los medios de comunicación realicen grandes encuestas para medir la intención de voto de los ciudadanos, y que a éstas se les realice un gran cubrimiento periodístico y analítico, llegando en algunos casos a rayar con el extremo del show mediático.
Las encuestas electorales llegan a convertirse en una verdadera arma de doble filo, donde dependiendo de las circunstancias, algunos candidatos pueden resultar fuertemente favorecidos mientras que para otros tienen consecuencias nefastas que pueden llegar al punto de arruinar por completo su carrera política.
El objetivo de dichas encuestas es medir el clima de opinión que hay en un país en la época previa a elecciones ya sea en el poder ejecutivo o legislativo, y se convierten en una herramienta que permite al ciudadano conocer asuntos importantes a la hora de elegir un candidato, como su nivel de favorabilidad, y la posición en la que se encuentra con respecto a sus contendores.

Pues bien, Colombia es un país que carga tras de sí una historia difícil en todos los aspectos de su vida cotidiana y las contiendas electorales no son la excepción. Fraudes, manipulación de medios de comunicación, intereses oscuros de grupos al margen de la ley, compra y venta de votos, son solo algunas de las situaciones que se presentan y que cada cuatro años se han vuelto un lamentable patrón de comportamiento en nuestro país, por lo que cabe decir que las encuestas se han vuelto un poderoso instrumento de manipulación, que se pone al servicio de las diferentes corrientes que compiten por ganar el poder, y que generalmente resulta beneficiando a la corriente dominante.

Las encuestas, pueden favorecer fenómenos de opinión pública enormemente negativos como la espiral del silencio, pues la gente pone por encima de sus convicciones individuales la voz de una supuesta mayoría a la que se adhiere por simple conveniencia, para evitar el sentimiento de que está perdiendo el tiempo votando por algún candidato de su preferencia que no salió favorecido en las encuestas.

Resulta entonces, necesario y urgente hacerse varios cuestionamientos para intentar esclarecer la verdadera función de estos sondeos. ¿Dónde queda el voto de opinión? ¿Hasta qué punto el ciudadano es manipulado por las grandes maquinarias de los medios y el estado para que reaccione de la manera que ellos quieren, mientras el piensa que está ejerciendo libremente la democracia? ¿Cuáles son los criterios para elegir la muestra poblacional que será encuestada, y de qué manera se están diseñando las preguntas? ¿Se incluyen a los pobladores de áreas rurales y marginadas del país? ¿Se está brindando la información completa para que el ciudadano pueda responder con total libertad y honestidad?

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